Soledad Franciscana

jueves, 25 de enero de 2018

26 de Enero de 2018 MADRE DE TODOS

Buenas noches María. Una noche más me congregas a tu vera y hoy pienso en ti como mi Madre del cielo, porque hoy más que nunca eres Madre y Padre. Hoy mi padre de la tierra, que hace más de cinco años viajó contigo hasta el cielo, hubiera cumplido un año más en la tierra, y el corazón humano le echa de menos. Pero Madre, yo sé que pensar en ti como Madre, me hace ver que él está feliz a tu lado gozando de ti y gozando del Padre eterno a quien tú le llevas de la mano.

Madre, al igual que tu introdujiste al Hijo de Dios en el Templo más hermoso jamás conocido, que eras Tú, sé que llevas a mi padre por todos los mejores sitios que el cielo tiene.

Eres el mejor templo construido por las manos de Dios Padre, y tu María de la Soledad y de la Amargura, haces que todos los que acoges en la Tierra celeste junto al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Trinidad Santa, un solo Dios verdadero, vivan en una felicidad sin límite en una adoración continua ante la presencia del Padre, y una felicidad plena a tu lado, Madre del Redentor.

¡Que feliz siento en este aniversario del nacimiento en la tierra de mi padre cuando pienso que está bajo tu cuidado maternal y tus mimos Madre de la Soledad! Como lo están todos los hombres y mujeres de la historia que por la misericordia de Dios a tu regazo llegaron por ser verdaderos amantes de Dios, de la verdad y de la paz.

Feliz porque en ti María de la Soledad y de la Amargura, todos ellos experimentan el gran empuje de tu amor, contemplan la sencillez de tu alma y aprenden de tu obediencia.

Con que felicidad miraran tus Ojos María, ojos de pureza,
contemplaran tus manos, manos de delicadeza,
sentirán la fuerza de tu fe y te pedirán la fe para los que aún estamos en el valle del mundo, peregrinos de la fe.

Y contagiados de tu humildad solo sabrán decirte desde esa misma humildad que ruegues por nosotros pecadores ahora y en la hora en que el Padre Eterno nos llame a examinarnos del amor.

Ayúdanos Madre, que cuando llegue ese día, nuestro examen sepamos pasarlo con tu sonrisa,
y a ejemplos tuyos sepamos, no por méritos propios, sino por la Misericordia de un Dios Padre que es Amor sin límites, de un Dios Hijo que es Redención Pura, de un Dios Espíritu Santo que es impulsor y dador de Vida Definitiva y de la Madre redentora de toda gracias podamos alcanzar la Gloria eterna, a ti te lo ponemos bajo tu manto soberano oh Virgen gloriosa y bendita de la Soledad y de la Amargura, para que sigas cuidando de nuestros seres queridos que gozan de Dios y de ti y cuides de estos tus indignos hijos tuyos, pobres pecadores que te amamos y te honramos y veneramos en este valle de lágrimas para que nos muestres al Señor y seamos dignos de alcanzar las promesas del Señor.
 
Amén

Ciudad Real, 26 de Enero de 2018


JGA.

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