Buenas noches Madre de la Soledad y Madre de la Amargura.
Esta noche estamos Tú y yo a solas...
Quiero contarte mis cosas, y depositarlas ante tu manto Señora de la Soledad, Señora de la Amargura.
Aqui en Tu Parroquia de San Pedro, delante de tu Altar, un altar que está al fondo de la Iglesia, junto a la puerta de entrada, para recibirnos a todos nada más entrar.
Solos tu y yo Madre, porque me estás esperando a mi...
y me esperas a mi, con mi nombre y apellido porque sabes que necesito que me escuches, y ahí estás Madre esperándome, hoy especialmente, todos los días, pero hoy me esperas a mí...
Te miro a la cara, y he de callar ante tu belleza sin igual,
una belleza no física solamente, porque mi alma se hace grande porque noto como todo en Tí es Bello, Señora mía.
Te sigo contando Madre de la Soledad sobre mis preocupaciones, como se desarrolla mi vida familiar,
social, espiritual, en todos los niveles...
y tu callas y a veces solo me dices... ten paciencia y confianza.
Madre, tú quieres que sea paciente y ponga mis manos y mi confianza en Tu Hijo, Cristo el Señor, y haga lo que El me diga, pero... a veces Madre, muchas veces Madre... no soy paciente, no se abandonarme en el Dios que tanto me ama y me da la Paz, no soy paciente y no se consigo ser el apóstol que el Señor espera de mí.
Y, entonces, Tu, Madre de la Soledad y de la Amargura, extiendes ante mi desazón tu manto sobre mi, y me arropas, y me dices que te pida, a Ti, la Señora de todas las Virtudes, que me concedas las virtudes que no poseo, que no quiera correr tanto, que para tí tampoco fue fácil y tu supiste guardar todas las cosas en tu corazón aún sin entenderlas para ir comprendiéndolas en su momento y en su lugar.
Pero yo Madre de la Soledad y la Amargura, todo lo quiero ya. Y no me acuerdo que tú sufriste más que yo. Ayúdame Madre a cuando soy impaciente y paso por momentos de dolor y cruz, me acuerde de ti, me acuerde de los momentos que tu pasaste al lado de la Cruz y guardabas todas las cosas en tu corazón pero no te faltaba la confianza en el Dios y aceptabas desde la fe todo. Recuérdame que cuando hay momentos de duda y de tormenta tu me acoges como cogías a Dios Niño en tus brazos bajo tu manto y me acurrucas y todo es mas llevadero para mi, pues no me falta tu calor y tu comprensión y ayuda.
Que sepa siempre sentirme bajo tu manto Madre de la Soledad, aunque no entienda, no comprenda, me falte la paciencia y quiera ir muy deprisa. Ayúdame a acordarme de ti en esos momentos y siguiendo tu ejemplo pueda bajo tu ejemplo y tu testimonio ser el discípulo que apoya mi cabeza en tu regazo y hacer lo El me diga.
Gracias Madre de la Soledad y de la Amargura.
Hoy Señor, quiero ofrecerte todas mis tormentas y calmas para que me convierta cada día mas al Señor, por intercesión de tu Madre María bajo la advocación de Soledad y Amargura que todo lo guardaba en su corazón aún en esos momentos de dolor pero de mucha de confianza y fe.
Ciudad Real 25 de Enero de 2018
Conversión de San Pablo
JGA
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